ANA MARÍA HERNÁNDEZ G. | EL UNIVERSALsábado 9 de octubre de 2010 12:00 AM
El músico y médico barquisimetano Fabio Adami le abre el concierto a Andrés Cepeda esta noche en el Centro Cultural BOD Corp Banca de La Castellana, a las 8:00 p.m. y aprovechará para mostrar los temas de su segundo disco, Amor de feria, recién salido del «horno».
«Vamos a ofrecer un formato acústico, para ajustarnos a lo que trae Cepeda. Nuestro trabajo son ritmos venezolanos reinventados, y forman parte de la temática de Amor de feria, mi segunda producción», explica Adami, y agrega que «son diez temas compuestos por mí».
Describe su trabajo desde el pasado, cuando se dio a conocer con su proyecto Spiritu Facó, «que era bastante experimental, donde pervivían las vivencias hospitalarias».
Hoy en día, Adami considera que su trabajo está más depurado, «en términos de sonido. Vuelven a permear los sonidos venezolanos, el tema de los atardeceres, porque venimos de Barquisimeto, los temas en relación a un país mejor, pero dosificadas y otros temas hasta románticos», agrega.
El cantautor opina que es una gran oportunidad mostrar su música reciente en el marco del concierto con Cepeda. Sin embargo, eso no excluyen planes futuros para montar su propio concierto, «Amor de feria lo tenemos apenas desde hace una semana, y ahora es cuando haremos la promoción. Primero lo presentaremos en Barquisimeto y luego vendremos a Caracas», explica Adami.
Mientras conversa, el músico rasguea una guitarra de doce cuerdas, y lo que encuentra en un instrumento así es que «tiene una plenitud que a veces satura. Con las doce cuerdas se hace un acorde pleno, suena como un piano».
También ensaya un rasgueo y ritmos larenses, como un tamunangue, porque es una especie de «búsqueda para tratar de sonar como un cuatro», y luego amplía el movimiento de la mano derecha: «y luego este matrimonio de la guitarra con el cuatro».
Entonces explica que por sus ancestros italianos «a mí la música venezolana me suena a Nicola Di Bari y los sangueos a tarantella, pero me gustan mucho. Así como desayuno arepa con queso guayanés, me gustan mucho los ritmos venezolanos, pero compongo estrictamente con esta guitarra».
Sobre cómo se las arregla para estar entre el quirófano como cirujano mastólogo y su instrumento de doce cuerdas confiesa: «me las vivo en paz, pero no siempre fue así. Quizás lo que me planteo es calidad de tiempo. Compongo lo que me atrae, y hacer la criatura es parte de la ganancia. De ese mismo modo ejerzo la medicina, que ahora la entiendo de un modo integral. No es solo operar a una paciente, sino apoyarla».